
Bob Bratcher podía leer la Biblia en griego, hebreo y arameo, pero invirtió su vida para que otros puedan leerla en el lenguaje de su corazón.
Aparte de ser un brillante lingüista, Bratcher fue un buen padre y esposo, fiel amigo y dedicado voluntario.
Hasta el día en que murió, el 11 de julio pasado, a la edad de 90 años, Bratcher había estado trabajando en una guía para traductores al portugués y al español y escribiendo sus notas sobre 2 Corintios en un improvisado anotador.
«Fue un hombre de una fe profunda y cuya espiritualidad impregnaba todo lo que hacía», dijo Napier Baker, un miembro del mismo grupo que conoció a Bratcher por más de 25 años. «Pero fue a través de las palabras, sobre las que tan amorosamente trabajaba, que edificó la realidad de su ser», agregó.
Hijo de misioneros bautistas sirviendo en Brasil, Bratcher creció en Río de Janeiro hasta que se mudó a los EE.UU. para trabajar en sus estudios teológicos.
Su esposa, Jane Batcher dijo: «Supe de inmediato que quería casarme con él. Él no lo sabía, por supuesto, pero dejé que se diera cuenta por sí solo».
Eventualmente, y ya con su familia creciendo, los Betcher fueron a Brasil como misioneros y él se empleó como maestro. Más adelante, se mudaron a Inglaterra para trabajar en sus estudios de posgrado hasta que finalmente llegaron a Nueva York, donde comenzó su tarea seria de traductor.
Bratcher siempre había amado los idiomas, y a partir de eso se aventuró hacia dos caminos. Ambos relativos a la traducción. Primero, del Nuevo Testamento, trabajando para la American Bible Society (Sociedad Bíblica de los EE.UU.). El resultado fue el «The Good News for Modern Man» (Buenas Noticias para el hombre moderno) que presentaba el Nuevo Testamento en un lenguaje simple, cotidiano, y que produjo más de 100 millones de copias desde que se publicó en 1966. Asimismo, Bretcher lideró un grupo de eruditos que tradujeron el Antiguo Testamento siguiendo los mismos parámetros. Finalmente la «Good News Bible» (Biblia de las Buenas Noticias) vio la luz en 1976.
En su segunda área importante de traducción, Bratcher trabajó con las Sociedades Bíblicas Unidas para producir ayudas para aquellos que trabajan en la traducción de la Biblia a otros idiomas. Bratcher creó guías en el lenguaje que hablaba el traductor y que le permitirían traducir el texto bíblico a un tercer idioma.
Mucho de su trabajo lo hizo desde su casa, donde convocaba a jóvenes que amaban la Palabra para que lo «ayudaran» en la traducción de la Good News Bible.
«Algunas veces, nos preguntaba “¿Esta frase suena natural?”», recuerda su hija mayor, Meredith Bratcher. «En su tarea era un auténtico erudito, pero siempre buscaba que sus hijos adolescentes pudieran entender».
Bratcher fue un hombre humilde que, únicamente cuando era presionado, admitía que podía trabajar convenientemente en 14 idiomas.
Sus hijas, en primer lugar, y luego Bob y June Bratcher se mudaron a Carolina del Norte, donde se involucró en la Binkley Memorial Baptist Church como maestro de Escuela Dominical y discipulador. También se involucró activamente en tareas sociales.
Caryl Price, una colega de la iglesia donde compartieron mensualmente las tareas de la cocina de la comunidad por 15 años, dijo que descansaba en las habilidades culinarias de Bob pero también en su experiencia bíblica, su disponibilidad para discutir sobre las Escrituras y su compromiso para servir a otros. «Su capacidad de leer el Nuevo Testamento directamente en griego, nos daba una oportunidad única a aquellos que estábamos a su alrededor. Siempre estaba dispuesto a responder nuestras preguntas y a presentar a Jesús a quien estuviera a su lado».
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©Traducción y Edición: Unidad de Publicaciones de las Sociedades Bíblicas Unidas