Rev. Andrés Casanueva, Miembro Directorio Sociedad Bíblica Chilena
Estando de visita en un país caribeño muy pobre les llevé de regalo una cantidad de Discos Compactos (CDs) del Nuevo Testamento en Español, los mismos que no eran copias, sino estampados. Esto quiere decir que cada CD era una imagen de audio digital exactamente igual al original, no siendo copiado. Les expliqué que por cada uno de los CDs entregados, nuestra organización pagó el copyright o derecho de autor a la organización que ostenta los derechos para su comercialización. Y si bien entendemos que el autor de la Palabra de Dios es Dios mismo, lo que se paga es el formato en el que las Escrituras se entregan, sean digitales o impresos, dado que estos sí tienen un costo. Además permite a las organizaciones que la “comercializan”, proveer más material similar y a precios más baratos, para que la Palabra de Dios corra y sea glorificada (2 Tesalonicences 3: 1).Al entregar estas copias a un líder evangélico, inmediatamente éste me preguntó si ellos podían hacer más copias de estos CDs, pues, justificó, son un país muy pobre, y por cultura acostumbran a copiar todo lo que les llega. La pregunta, realmente era una afirmación.
Esto me hizo pensar que en muchos de nuestros países la copia de material bíblico, y otro tipo de materiales que “ayudan” al crecimiento espiritual de los creyentes, como libros, música, videos, programas computacionales, etc., es una conducta normal, extendida en la sociedad en su conjunto, y profundizada y justificada en la misma iglesia evangélica.
De hecho es tan normal que pocos se cuestionan si es correcta o no. Es lo que ha pasado con muchas de nuestras conductas sociales dentro de la iglesia, que al ser tan cotidianas ya ni se sospecha que puedan contravenir la voluntad de Dios. Por ejemplo, hoy es difícil encontrar una iglesia cristiana evangélica en la que parejas convivan, y aun tengan hijos sin estar casados. Y aun muchas de ellas, sin resolver sus situaciones maritales anteriores, pues “se sienten bien” ante Dios. Parte del problema es que en la Iglesia evangélica se ha ido desarrollando un ambiente sensorial en que si las personas se sienten bien, no importa cuales sean sus conductas, las justifican y más aun, las promueven.
Empero la justificación de conductas porque son normales en nuestra sociedad, no las hace correctas a la luz de la Palabra de Dios. Muy por el contrario, Pablo recuerda a las Romanos que los cristianos no deberían ser conformados a los patrones del mundo (a lo que para el mundo es normal), sino mas bien ser transformados (Romanos 12: 2). El cristiano auténtico en cualquier país del mundo pasa a ser parte de una contracultura, al decir de John Stott. Vamos gradualmente profundizando nuestra diferencia y lejanía con la cultura del mundo yendo en dirección contraria.
Y volviendo a las copias, ¿Qué tienen de malo, si es que hay algo malo en ello? ¿Qué dice la Biblia al respecto? Debemos partir diciendo que la piratería en su origen es un robo, pues consiste en realizar copias sin consentimiento o autorización legal del autor (osea, es el robo de la propiedad de otro), ya sea que en forma posterior tenga como fin la comercialización o no.
Partiendo de lo anterior la piratería o copia debe ser considerada, al menos desde dos prismas:
- a) una copia pretende ser la imagen de algo original, pero no logra serlo, y por tanto atenta con la calidad de un original, tergiversando dicho original. Así podríamos decir que incluso en la iglesia tenemos muchas copias, por lo demás bastante malas, de un original. Por ejemplo el llamado Evangelio de la Prosperidad. Por otra parte, técnicamente mientras más copiada sea una copia peor es su calidad. En otras palabras, una copia reiterada destruye y tergiversa más aun el original, adulterando el original en el proceso. Desde la perspectiva espiritual lo que hace el Espíritu de Dios en nosotros en el proceso llamado santificación, es tomar las malas copias (producto del pecado), que somos nosotros y en un proceso gradual nos acerca cada día más al original de la raza humana que es Cristo.
- b) hacer copias sin contar con el permiso de quien hizo el original, atenta contra la propiedad intelectual o material del dueño, y por tanto es un hurto. Esto quiere decir que quien toma algo de un dueño material o intelectual, quien no le ha entregado permiso para hacerlo, y menos para distribuirlo, comete pecado. Y no hay razón para pensar que Dios podría perdonar tan livianamente este pecado y no otros.
En otras palabras, la Biblia si bien no se refiere a la piratería o copias con esas palabras, si condena constantemente el pecado de robo, de adulterio así como el afán desmedido de lucro y la falta de honestidad. No hay manera lógica, a la luz de la Palabra de Dios, de justificar o bajar el perfil de este pecado. Y más bien, estamos llamados a denunciarlo dentro y fuera de la iglesia como lo que es: un pecado.